Nuestra historia

Lucien Georgelin, fabricante de mermeladas más de 30 años !

Tras cerrar varios contratos pequeños con algunas tiendas de alimentación, Lucien Georgelin acelera el desarrollo de su empresa con la participación de un banquero amante del dulce y audaz, enamorado de aquella mermelada de fresa fabricada en las laderas del Marmandais.

La historia de la repostería familiar Lucien GEORGELIN solo podía comenzar en pleno corazón del suroeste, una tierra rica en sabores y colores.

 

 

Lucien Georgelin, fabricante de mermeladas artesanales desde principios de los 80, no ha perdido nunca las raíces de estos terrenos ricos del suroeste y concretamente del departamento de Lot-et-Garonne.

En Virazeil, un pequeño municipio del departamento de Lot et Garonne, en un rincón entre una región de huerta y otra de producción de foie gras (Dordogne y Landes), Lucien Georgelin dio sus primeros pasos como agricultor.

“En verano, pasaba el tiempo elaborando mermeladas y caramelos, y en invierno, dedicaba mis jornadas a la producción de pato”,

relata aún con pasión este empresario atípico.

Con sus mermeladas, Lucien Georgelin mantiene la tradición gracias a las recetas que le transmitió su madre cuando era niño.

Tras hacerse un hueco por estos campos, en los mercados y las tiendas locales, la calidad de sus mermeladas le abrió las puertas a nivel nacional y, más adelante, internacional.

De hecho, sus mermeladas han recibido numerosos galardones en particular en el Concurso General Agrícola, donde recibió la medalla de Oro, de Plata y de Bronce.

Productos innovadores

Poco a poco, se fue forjando la reputación de Lucien Georgelin y se fueron diversificando las gamas, con el nacimiento de productos innovadores con recetas sabrosas y generosas que ponen en valor los productos de la tierra.

Así, Lucien Georgelin optó por una selección minuciosa de la fruta para priorizar los sabores, el punto de madurez y la producción local como las avellanas de Cancon (para la crema de untar) o los tomates de Marmande (para la gama de salsas de tomate) o la fruta francesa (como el albaricoque rojo de Roussillon).

30 años después, Lucien Georgelin sigue cociendo sus mermeladas en un caldero de cobre, pero ha mecanizado las fases siguientes de la producción.
Así, a día de hoy, la producción sigue siendo artesanal y la búsqueda de nuevas recetas sigue siendo un objetivo diario.